PRÓLOGO
¡Layla, llévatela de aquí! ¡Yo me encargo, iros! -Los gritos desesperados de un padre que intentaba proteger a su familia resonaban por uno de los inmensos bosques de Fiore.
Layla corría desesperada a través del frondoso bosque, las ramas las azotaban a ella y a su pequeña marcando cada centímetro de sus suaves y delicadas pieles descubiertas. Un dolor inmenso atravesó el pecho de la mayor haciéndola caer, arrastrando tras de sí a la pequeña la cual cayó al suelo junto a su madre. Sus delicados cuerpos se deslizaron y arrastraron por el duro y escarpado suelo provocándoles más heridas de las que ya tenían.
- Corre… Lu… ¡Corre!- No cesaba aquel dolor punzante el cual cortaba su respiración. Su voz, desgarrada por el dolor, salió de ella con mucho esfuerzo.
Voces y pasos se aproximaban hacia las muchachas, Layla, a pesar del dolor profundo de su pecho, hizo el esfuerzo de ponerse en pie para dar tiempo a que su pequeña huyese, agarrando su pecho con la mano derecha y sosteniendo en su mano izquierda con fuerza su látigo, se preparó para la larga lucha. La pequeña con ojos llorosos y sin dejar de mirar a su madre se internó en el bosque huyendo de aquella pesadilla la cual había surgido de la nada.
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